Se podría decir que esta salida es culpa del calentamiento global que ha llegado al club. Recuerdo oír a Pepe diciendo que necesitaba parar un mes después de los planes de Diana, Torca Fría y Tonio. Escuchar esto a Fernando le hizo bastante gracia y buscó el modo de hacer desdecirse a Pepe inmediatamente.
-Fernando: ¡¡Pepe!!! ¿Equipamos El fraile para escuela el sábado 21 de Mayo?, (eso supone solo parar un fin de semana jajaja)
– Pepe: Perfecto, la equipamos ese día.
Cosas que pasan después de terminar Tonio y descansar unas horas, ya estaba marcado el siguiente plan, y creo que es culpa del calentamiento que nos transmitimos unos a otros.
Me daba mucha pena no poder ir a esa jornada, por lo que busqué la manera de aportar mi granito. Propuse dejar la sima en fijo entre semana y el fin de semana “solo” se tendría que hacer la reequipación. Contaba con Jorge y Saúl para ese menester, por lo que no había problema.
Pepe se “cayó” del plan del fin de semana, no podía ir, tenía compromisos. ¿Al final el parón sería mayor de dos semanas? No, claro que no. Lo que en un principio iba a ser una tarde de jueves para montar en fijo la sima se convirtió en la reequipación.
Paso a contar lo que fue este jueves en el que se reequipó el Fraile para escuela.
Jorge y Saúl fueron la avanzadilla, recogieron el material de instalación y montaron en fijo. Cuando llegamos Pepe, Fernando y yo estaban saliendo, justo a tiempo para empezar con el turrón.
Bajé yo primero para intentar gestionar uno de los parabolts con mi extractor casero, pero no resultó efectivo: el extractor no pudo y lo desmigajé. Como conclusiones:
-Esos parabolts estaban muy bien puestos.
-Al extractor hay que darle otra pensada, no funcionó.
Pepe y Fernando empezaron con la cabecera de entrada buscando hueco para dos instalaciones, sin mucha demora estaban examinando la vertical de 30 metros limpia del pozo más largo de la sima (P45). La verdad es que es mucho más bonito con menos fraccionamientos.
En la base del pozo esperé mientras acababan por arriba, me fui a sentar y me acordé que se había caído un limpiador de los taladros. Entonces no me siento, mejor lo busco. Di una vuelta por la base del pozo y allí estaba. Aunque también encontré una culebra justo al lado de donde me pretendía sentar.
Bajó Fernando primero y planteamos la instalación de la rampa, siempre por pared izquierda y un pelín más alta para evitar que la cuerda toque suelo. Al ratillo llegó Pepe de hacer el remate de los anclajes ya colocados.
Accedimos a la cabecera del último pozo, el P23. Allí han quedado dos cabeceras un poco más en la vertical que hacen un descenso muy bonito y evitan el bloque que hay justo debajo. La aproximación es aérea, pero el anclaje que nos cambia de pared la cuerda de la rampa nos permite hacerla con total seguridad.
Según se gastaban baterías y se hacían taladros, fuimos dejando todo preparado para seguir bajando y minimizar el material que luego tendríamos que subir.
Llegamos abajo y acordamos que Fernando y Pepe irían pendientes de dejar los anclajes con la resina, sin otra preocupación que conseguir que la pasta química no se fraguara en la cánula. Atrás quedaba yo de coche escoba desmontando la sima y recogiendo el material que ellos dejaran.
En la rampa coincidí con Pepe e hicimos un reparto de peso muy bueno, un par de sacas para cada uno. Al final el peso no era tanto. Llevaba yo el petate grande y eso me permitió meter las dos sacas en una. Lo que parecía una buena idea no lo fue. Cuando estaba ya en la boca del pozo izando la saca, unos 5 metros por debajo de mí, el anclaje que la unía a la cuerda se rompió. La sensación de ver la saca volar desde la cabecera de la sima fue espantosa. “Mierda las baterías del taladro” pensé. Vi la saca como escupía cuerda mientras caía debido a que estaba toda ensacada. Después de unos instantes dejé de oír la saca caer.
Con un poco de suerte la cuerda se ha enganchado con la solapa cerrada de la saca y ha dejado de caer. Eso ha tenido que ser ya que no he oído la saca golpear en el fondo, estoy casi seguro de que ha sido sólo un vuelo. Tenía que comprobarlo. Arriba me sugerían que dejara instalar de nuevo y bajar a Jorge a por la saca, él estaba más fresco y lo haría más rápido. Como queráis, pero primero vamos a comprobar si sigue la saca al final de la cuerda y la podemos izar, son dos minutos y puede que nos evitemos bajar innecesariamente. Efectivamente estaba la saca sujeta por la cuerda apretada contra la solapa de cierre, que suerte. Respiré con alivio, ahora falta saber si las baterías han sufrido algo.
Pasé la saca, terminé de desmontar y quise comprobar con mis ojos el estado de las baterías pero no llegué, ya estaba todo recogido me dijeron que estaba todo perfecto. Cómo me huela que nos es cierto esto Fernando…
Recogido todo, el Jefe se invitó a unas cervezas en Cifuentes y concluimos una tarde de jueves.
Muchas gracias a todos por esa tarde!!!
Ese mismo fin de semana se fueron a probar la nueva instalación, pero eso ya os lo contarán otros…