Txomin IV -Barrio de Sangrices, Carranza, Vizcaya- (24-febrero-2024)


 

Texto: Pepe Serrano. Fotos: Juanma Santos

El  23 de febrero de 2024 partimos para Asón, centro de operaciones del plan, con intención de descender la mítica Torca del Carlista. El «equipillo» estaba formado por nueve miembros de Viana a los que casi se nos salían las ganas de hacer cuevas por las orejas: María, Olalla, Almudena, Viti, Raúl, Diego, Ángel, Juanma y Pepe. La idea original era hacer Torca del Carlista, pero este último fin de semana de febrero fue de fuertes lluvias por el norte de España y una vez situados en el albergue Coventosa de Asón, nos sentamos a replantearnos la actividad.

Torca del Carlista tiene un aporte de agua, unos metros por encima del volado sobre la sala GEV, que hace inviable su visita en época de fuertes lluvias. De hecho hubo durante los años 70 un accidente mortal por este motivo. Con estos datos, a los que se le suma lo penoso de una aproximación de 45 minutos bajo la lluvia de Vizcaya, nos hace descartar la mítica torca del Carlista. La alternativa fue Txomin IV, de similares características, sin peligro de agua en el interior, pero con una instalación un poco más liosa.

No llevábamos suficientes chapas para coser los 40 anclajes que requiere Txomin IV, pero en el albergue, que estaba a reventar, nos encontramos a nuestros amigos de Katiuskas (Madrid) que nos prestaron el material  necesario. Muchas gracias amigos.

Salimos la mañana del 24 con incesante lluvia hacia el coto Txomin, donde aparcas casi en la misma bocamina.

Acceso andando de 3 minutos al Coto Txomin

Enseguida nos metemos por galerías mineras en busca de uno de los ocho soplados del del Coto Txomin. Casi siempre que pateas por galerías mineras tan laberínticas, incluso con la topo de la planta de la mina y la brújula en la mano es costoso dar con la ubicación del soplado IV. Tras partir accidentalmente el grupo en dos, y liarse por las galerías uno de los dos grupos, dimos finalmente con el «soplao» Txomin IV.

Juanma y Raúl deliberando sobre la ruta a Txomin IV

Localizado el «soplao» (conexión de una mina con una cavidad natural) comenzaron Diego y Ángel su instalación contando con 3 cuerdas de 100 metros y 40 anclajes completos. El soplao, de 235 m de profundidad absoluta, tiene dos vías de descenso, la del P235 y la del P20 + P130 que te lleva al P18 en dirección a la Sala Blanca, nuestro objetivo y el de casi todas las visitas a Txomin IV.

Comenzamos el descenso por la repisa-balcón, a través de la cual cruzas el primer pozo, rodeando su cabecera ayudados de un largo pasamanos descendente. Cruzas este cómodo pasamanos, con barandilla natural hacia el P235, y te sitúas ya en la cabecera del primer pozo -P20-, cómodo y con pared. La pared de enfrente al rápel, exhibe una grandiosa sucesión de coladas y órganos, ya en comienzo de descalcificación que nos muestran a través de ocres, beige,  marrones y blancos, la cara más amable de la absoluta verticalidad.

Esperando, con el P235 a la espalda, mientras la instalación del pasamanos

 

Instalación final del pasamanos y acceso al P20

 

Cabecera del P20 con las coladas-órganos a la espalda

Bonito descenso del limpio P20

En la base del P2 nos juntamos unos cuantos y tuvimos una amena tertulia esperando que Ángel y Diego avanzaran un poco en la instalación del P110 (por la cuerda consumida, creo que debe tener algo más, pero como no llevamos el disto y no lo medimos, no puedo asegurarlo). La plataforma base del P20 es amable, cómoda y bonita. Tienes un enorme balcón sobre el P235 a la izquierda y el comienzo de un corto meandro a la derecha, que en cinco metros te vomita sobre el espectacular P110.

Charleta en la base del P20, mientras se instalaba el P110

Espectacular descenso del P110

La cabecera de este pozo es espectacular, dos spits sobre el techo y en volado (ríete de la cabecera del primer pozo de Mata Asnos), y bajo tus pies un amplísimo pozo  de mas de 80m se sección en algunas zonas. Tuve, personalmente, la dicha de tener unos cuantos ya en la base del pozo cuando accedí a la cabecera, y os aseguro que es un espectáculo que no puede pagarse con dinero.

El pozo está muy fraccionado, así que íbamos unos cuantos en procesión, dándonos el «¡libre!» y pasando de fraccionamiento en fraccionamiento disfrutando de la grandiosidad y belleza de ese paraje.

En la base del P110 comiendo algo. Diego, contándonos las grandezas de su nuevo punto cliente marca «la cabra» (naranja), y Ángel se sonríe con su MTDE auténtico. 

Almu, Yayi y Viti comentando «el punto caliente» chino de Diego

Con todo el mundo en la base del pozo, comimos unos sándwiches, nos asomamos al majestuoso balcón que nos separa del resto del P235,  unos minutos de tertulia, y en marcha por la sala en busca del P18 que te abre a la sala blanca. El P18 se encuentra fácilmente desde el punto donde caen las cuerdas y siguiendo rumbo «este». Una sucesión de hitos en rampa ascendente te llevan hasta la cabecera, situada junto a la pared de la izquierda y no en lo más alto de la sala.

Este pozo, con cómoda cabecera en «Y», y un fraccionamiento  a mitad de descenso, te deja en una corta galería descendente con varias estrecheces no selectivas, a través de las cuales accedes por fin al premio de tu actividad: «la Sala Blanca».

Ángel instalando la cabecera del P18 (camino hacia la Sala Blanca)

Juanma y Viti en la Sala Blanca

Almu en la Sala Blanca

Juanma en la Sala Blanca

Formaciones caprichosas

Esta sala es un cúmulo de formaciones caprichosas de un resplandeciente color blanco que la convierten en un verdadero tesoro natural.

Ya de vuelta, desinstalan Viti y Raúl. Los del pelotón del medio, en el ascenso del P110, lo recuerdo como una «tertulia» de ascenso. Todos hablando, los unos con los otros, dando indicaciones, en fin, venidos arriba y pasándolo bien.

Comenzando el ascenso

Todos en ascenso, como si de un «trenecito» se tratara

En la boca de la mina, como llovía fuera, nos dimos unos minuto para unificar al grupo.  Del coche de Raúl cogimos una caja de cervezas heladas y las llevamos a la mina donde estaban todos. Cervecita en cueva y todos al coche.

Subidón final en la bocamina del Cuco

Desde allí al albergue Coventosa en Asón. Cena de Ternera a la plancha, una copita y a la cama.

¡Un plan para recordar!

Texto: Pepe Serrano. Fotos: Juanma Santos

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *