Pepe Serrano
Dentro del plan de conservación de Cavidades Clásicas que promueve la Federación Cántabra de Espeleología, un colectivo mixto de clubes de la zona centro y del norte nos embarcamos en un lavado de cara de las instalaciones fijas de la travesía Tibia – Fresca. Los clubes implicados fuimos:
Colectivo Piezo de Madrid
GAEM de Madrid
Cota Mínima Cantabria
Club Viana de Guadalajara
Los arreglos que se harían se iban a hacer en anclaje químico y se trabajaría en tres grupos: Primer grupo de pozos, segundo grupo de pozos y grupo Fresca.
El primer grupo de pozos entraría temprano por Tibia e iría reasegurando instalaciones y colocando tensores químicos donde fueran más necesarios, el segundo equipo de pozos, entrando por Tibia con siete horas de diferencia, iría retirando con radial instalaciones viejas donde se hubiera reequipado y cambiaría las cuerdas fijas de los pasamanos de acceso de todos los pozos.
Un tercer equipo entraría por Fresca y haría los arreglos pertinentes en la cueva.
El que os habla formaba parte del primer equipo de Tibia, por lo que es este trabajo el que puedo contar con más detalle (integrantes: David, Ana, Miriam y el que os escribe).
La aproximación desde los Collados del Asón, mucho más amable que la clásica desde las Casucas, resultó un auténtico disfrute en un día soleado de primeros de diciembre.
Bonita aproximación entre hayas
Llegados a la boca (P14), con una preciosa estampa del Mortillano enfrente nuestra, comenzaba el trabajo. Colocamos dos tensores químicos de doble anilla y a dos paredes en sustitución de los dos Long-life existentes (uno de ellos medio salido). Ya ha pasado a la historia lo de abandonar un maillón para rapelar el primer pozo, que nadie sabe quien los retiraba, pero quien fuera, quizá un paisano, ha rapiñado más de 400 maillones en la última década.
Desde allí nos fuimos al P9, cuyo pasamanos de acceso comenzaba con dos spits oxidados de los 80. Miriam colocó dos químicos nuevos y nos fuimos a la cabecera del siguiente pozo, el primer P85. Horas más tarde, el segundo equipo compuesto por Héctor, Txandi y Diego, retiró las cuerdas viejas sustituyéndolas por nuevas y cambió el maillón de descuelgue por uno nuevo (queda pendiente la sustitución de la cadena). Os dejo una foto del maillón desde el que nos hemos estado descolgando todos durante años.
Maillón reemplazado del P9
Ya en el P85 encontramos dos inviolables Raumer de los que salía un pasamanos a una cadena de descuelgue Raumer a base de inviolables. El aspecto de la cadena no era malo, pero el pasamanos tenía un roce que había producido una flor que daba miedo. Colocamos un anclaje químico en el punto de roce y nos aproximamos a la cadena usando nuestra cuerda de progresión. El segundo equipo reemplaza la cuerda fija cosiéndola a todos los anclajes (queda pendiente unir el descuelgue a un long-life existente, ya instalado y en buen estado, con una cadena y dos maillones inox).
La reunión intermedia de este pozo (-28m), una cadena Raumer a base de inviolables, parece estar en buen estado y se une con 40 cm de cadena y 2 maillones (todo inox A2) a un long-life próximo y en buen estado, de la antigua instalación.
Segunda tirada del espectacular P85
Tras el pozo, los 100m de meandro desfondado. No es complejo, pero merece la pena asegurarse de ir a la altura correcta del mismo para no sufrir más de lo necesario.
El meandro, entre el P85 y el P19
Este tramo de meandro termina en un P19, cuyo pasamanos comienza con un inviolable. Sacamos nuevamente la taladradora y se coloca un nuevo anclaje químico que reasegure la aproximación al descuelgue. El segundo equipo reemplaza el maillón de descuelgue y la cuerda del pasamanos (queda pendiente reemplazar la cadena de descuelgue).
Cadena P19
Maillón sustituido del descuelgue del P19
Un nuevo tramo de meandro de similares característica le sigue al P19, pero de tan sólo 40 metros. Este termina en la instalación de aproximación de un P30. Al igual que el pozo anterior, la instalación comienza en un inviolable que reforzamos instalando un anclaje químico del que la tirada de cuerda hasta la cadena era limpia. El segundo equipo reemplaza las cuerdas fijas cosiéndolas a los anclajes (queda pendiente la sustitución de la cadena).
Cadena P30
Este bello pozo termina en un balcón sobre un desfonde a la derecha y la continuación del meandro a la izquierda, pero no es tal meandro sino la famosa Gatera de Tibia. Una vez la cruzamos, valoramos las posibilidades de reequipación del P36, Pozo del Péndulo, que venía a continuación. Un pasamanos sobre un natural servía de seguro al pasamanos de aproximación a una cadena que estaba en muy mal estado. Sacamos nuevamente la taladradora y reemplazamos la cadena, por una nueva a base de químicos. Los dos fraccionamientos que hacen el péndulo se encontraban en perfecto estado (dos parabolt inox). El segundo equipo cambió la cuerda de aproximación e igualmente reemplazó la antigua cuerda guía poniendo en su lugar otra sobre la que poder rapelar, por lo que el pozo ha quedado en fijo.
El P36 del Péndulo te deja en en una repisa a -20m. A partir de allí comienza una pronunciada rampa interrumpida por dos P8. No tengo fotos del «maremagnum» de pingos y cintas que aseguraban el comienzo de dicha rampa, pero era para echarse a temblar. En su lugar se colocaron dos anclajes químicos sobre los que comenzar limpiamente la instalación.
Nueva cabecera de rampa tras ventana del péndulo
La rampa nos lleva al primer P8 a través de dos desviadores en el techo. El primero de ellos se instala sobre los long-life de la antigua cadena. El segundo desviador queda como estaba. Se pone cuerda nueva y todo queda en fijo.
Un corto tramo horizontal nos conduce al segundo P8, en el que se hace una nueva instalación por medio de tres anclajes químicos (1 aQ [pasamanos] + 2aQ [descuelgue]). La cabecera de este pozo queda, no obstante, sobre los anclajes viejos, por no dar tiempo a que se secara el taco químico, y no poder, por tanto, coser la instalación. Se dejó la suficiente cuerda nueva atada al anclaje antiguo, como para coserlo sin problemas. Estos son deberes para el primer grupo que haga la travesía.
Una vez en la Galería de las Pérdidas decidimos parar para esperar al segundo grupo, forzados por habernos quedado sin baterías para el taladro, y sabiendo que supondría cerca de cinco horas, así que pusimos en marcha la maquinaria del «bien estar».
Comenzó Miriam haciéndonos un cafelito en un infiernillo diseñado por Héctor que funciona con etanol. Eso es la leche, igual vale para hacer un punto caliente como para un menú de degustación. Tomamos ese café calentito y nos vinimos arriba. Así que nuestras niñas, que no princesas (porque son totalmente operativas), se pusieron a preparar un vivac.
Miriam y Ana preparando el vivac para hace amable la espera al segundo grupo de pozos
David y Ana, también venidos arriba, preparan un litro de sopita calentita para acabar de entrar en calor. Esto no parece un plan de cuevas, sino una noche de sábado por el centro de Madrid.
David al tanto de la sopa en la Galería de las Pérdidas
Con el asunto de la sopa hubo gran coña. Sólo teníamos una cuchara y comenzamos manteniendo los estándares de ciudad: «yo no quiero, tomatela tú», pero al cabo de un rato todos compartíamos la única cuchara, orgullo de David, como si hubiéramos nacido en la misma cuna.
Terminada la sopa, los cafés, los cigarrillos y todos los temas de conversación, nos fuimos yendo para el vivac, donde echamos una estupenda cabezadita.
Con el paso de las horas acabaron llegando nuestros compañeros del equipo 2 de pozos y tuvimos un nuevo rato de tertulia y alborozo con Héctor, Txandi y Diego. Venían con las sacas hasta arriba de peso por todo el material retirado de los pozos anteriores. Retiramos el vivac, nos distribuimos el peso en las sacas de los siete y para adelante. La saca de Miriam (seguida de cerca por la de Héctor), he de decir, era la más pesada: ¡ole princesa!
Todos de camino nos fuimos yendo Pérdidas abajo hasta la confluencia con el Bulevar Piegé. Un grupo que iba en cabeza, liderado por Txandi, ya había instalado el segundo P85.
El R6 que asciende al Bulevar Piegé tiene como única instalación un párabolt de 8mm inox. Pero con una chapa que daba miedo. Íbamos sin baterías, por eso no pudimos meter un químico de reaseguro, pero sí cambiamos ese óxido por una chapa inox (queda pendiente reasegurar el paso con un
anclaje químico). Foto de la chapa retirada:
Chapa reemplazada por una inox del R6 de acceso al Bulevar Piegé
Llegados al segundo P85, Héctor, con una afonía tremenda, baja delante de mi. Ana se encargaría de desinstalar el pozo que a nadie nos apetecía ni tocar.
Sobre la instalación (aN + sp + Inv + sp + cadena inox) he de decir que la cadena inox colocada por ESOCAM está en perfectas condiciones, sobre parabolts bien puestos. De hecho está colocada más próxima a la repisa y ya no resulta tan aérea.
A -25m hay instalado un segundo descuelgue, una cadena cincada (me pareció ver) pintada de blanco Fixe. Mala no es, pero habrá que cambiarla en un futuro. Los parabolt son inox y están bien puestos. Justo a su izquierda está la famosa cadena Raumer a base de inviolables de la que saltó uno de sus anclajes y que pende escalofriantemente para el visitante. Nos hubiera gustado haberla cortado con la radial (por lo menos para no verla), pero entre los dos grupos ya habíamos agotado las cinco baterías que traíamos, así que ahí queda para la siguiente incursión (pendiente retirar cadena suelta con inviolable sin expandir).
Descenso del segundo P85
En la base del pozo me encontré con el dantesco espectáculo de 5 espeleólogos en silencio, tumbados y ¡dormidos! Desperté a Diego para pedirle un cigarrillo y esperé a Ana, que desequipaba, para tocar corneta y levantar a mi equipo de «walking dead».
Los siete en amor y compañía, ya sin baterías, caminamos por la única galería que sale de la base del P85 y la que nos llevaría al río de Tibia.
Desde allí ya un bonito paseo por el río hasta el paso de la Cortina de Agua con su P4. Paramos a beber agua en la bonita Fuente de Tibia y pedimos el deseo de rigor.
Fuente de Tibia, un metro antes del P4 de la Cortina de Agua y a la derecha
Allí encontramos que Ángel había instalado ya un nuevo descuelgue en fijo (1 aQ) y retiramos la instalación antigua.
Inmediatamente detrás, las dos marmitas con sus pasamanos-quitamiedos, a las que se les respetaron sus instalaciones.
Primera marmita del río de Tibia
Desde allí y siguiendo una cómoda senda de arena blanca llegamos a las cuerdas ascendentes que nos subirían a la Diaclasa de los Parisinos. La instalación esta a base de parabolt inox y no están mal puestos, así que Ángel no la cambió. Sí cambió el equipo de Tibia los 25m de cuerdas fijas, que quedaron nuevas.
Diego en el primer fraccionamiento del E15 de Parisinos
Inmediatamente tras el E15 un segundo pozo, E10, también había sido reequipado por Ángel y Luisete. El pasamanos de salida del pozo ahora era mucho más cómodo. No te hacía incrustarte en la estrecha canal. Y lo mejor de todo, la cuerda era espectacularmente nueva (2 aQ [cabecera] + 2 aQ [pasamanos de salida]).
A lo largo del tortuoso camino de Parisinos también habían reequipado con anclajes químicos las dos dificultades intermedias: el R4 y el R8. La diaclasa quedaba completamente reequipada.
Salimos al Cañón Rojo de Tibia, y desde allí a la 5ª Avenida, donde ya con un bonito paseo llegamos a la Vira de la Araña, también reequipada por el equipo de Ángel San Juan. Se mantuvieron los párabolt inox en buen estado y se reforzó la instalación con tres tensores químicos. La cuerda se puso nueva.
También se ha reinstalado el Tracastín: 6 anclajes químicos, cuerda nueva y una barrera en la galería, ¡menudo currazo del equipo Tibia.
Desde esa dificultad, solo se sacó la hilti (equipo Fresca) en el P3 previo a los laminadores de salida, donde se colocaron 3 anclajes químicos.
Los tres grupos, después de 24 horas de trabajo duro nos fuimos al bar de Arredondo a hidratarnos con cerveza y a comer tortilla de patatas.
Nos queda pendiente una segunda incursión para terminar esta infinita reequipación. Mil gracias a todos los participantes.