Fin de los trabajos de topografía y reequipación del pozo del Lago con tensores químicos en la Juan Herranz I


 

El Club Viana está de enhorabuena, pues hemos completado los objetivos planteados para la Juana I en 2015. Esta sima, es sin lugar a duda, la cavidad más visitada de la Serrezuela de Valsalobre y del centro de España y como contraste, tiene zonas que no se pisaban desde los setenta. El Pozo del Lago (P74), que corta perpendicularmente la Galería de Arcilla, lidera este sector y sorprende por génesis y tamaño. Sus aguas se pierden a una profundidad aún sin constatar y nos marcan un punto de exploración para el año que viene: bucear sus profundas aguas, que en cualquier caso, sobrepasan los 10 metros hasta donde llega la vista. Preparando el futuro buceo del lago, la exploración de una ventana colgada y facilitando futuras visitas por parte de cualquier grupo, se ha realizado en dicho pozo una dura desobstrucción a -10m, que facilita grandemente el acceso a la zona donde éste se acampana. No podía faltar una nueva reequipación a base de tensores químicos en toda esta zona.
Por otro lado, y dejándonos llevar del viejo sueño de unir ambas Juanas, nos embarcamos en la realización de una nueva topografía de la cavidad. Con este fin se han utilizado lectores láser, que facilitan el trabajo y aportan datos de gran precisión. Pues bien, no hemos unido las Juanas, pero hemos hecho una nueva topografía de la Juana I, hemos encontrado un pozo paralelo de 20 metros en el segundo segmento del P98 y se han dado nuevas cotas a casi todos los pozos.
Todos estos trabajos, ya publicados, se encuentran a disposición de todo el mundo en la zona de descargas de nuestra web.

Pepe Serrano

Club Viana

El sábado 2 de mayo estaba previsto terminar todos los frentes que teníamos abiertos en la Juana I, que si habéis leído con atención el título del reportaje, se expresa literalmente todo lo que íbamos a hacer. Si alguien tiene alguna duda, puede volver a leer el título jjjj.
Quedamos directamente en la boca de la sima. El día ya anunciaba que iba a ser casi perfecto, porque en nuestro “afán de perfeccionamiento”, llegamos simultáneamente Los Azañones ( Álvaro y yo, Manoli) y en el otro coche, Fernando Vallecillos, Pepe y Fernando II. Me explico… en el camino de la torreta divisamos una furgoneta amarilla en el horizonte, les alcanzamos y vimos que eran ellos, ¡mayor coordinación no es posible!
Una vez allí, aparecieron también Ángel, Saúl y Esther.
Nos repartimos en dos grupos, en el de los topógrafos íbamos Pepe, Álvaro, Saúl, Esther y yo, y en el de reequipadores , Ángel, Fernando y Fernando (Fernando al cuadrado).

Pepe inició la expedición a las profundidades, llevaba todo lo necesario, ¡hasta esa maravillosa mazorca de 18 mosquetones! colgando de su arnés… Y… en la cabecera, por no perder la manía que han cogido estos chicos de tirarlo todo al pozo, Pepe nos dice: “No os lo vais a creer…. (momentos duros para Pepe), pero se me acaba de caer la mazorca con TODOS los mosquetones”.
Nos quedamos “ojipláticos” y  todos pensamos, ¡ufff, menos mal que ha sido Pepe!…
Nos repusimos y pensamos con mucho optimismo, que seguramente estarían en la rampa. Álvaro le pasó otro manojo de mosquetones para que pudiese instalar el pozo, y ¡zas!, otro mosquetón para abajo, ¡menos mal, que esta vez sólo se cayó uno!
Pepe siguió instalando y al mismo tiempo buscando en cada rincón del pozo su ansiada mazorca.
El material que había que bajar, y por consiguiente, subir luego, era bastante y además pesaba lo suyo, así es que a Ángel se le ocurrió una brillante idea: montar una tirolina con un mosquetón, a falta de polea, para poder subir todo una vez finalizados todos los trabajos.
Después fuimos bajando todos. Una vez abajo y con gran pesadumbre, Pepe nos anuncia que los mosquetones no están, solamente recuperó uno, los había buscado por todas partes, incluso bajó por la rampa, pero nada de nada.
Reunión de sabios… había que conseguir mosquetones, revisamos todo lo que llevábamos y conseguimos los necesarios para instalar el pasamanos y los dos pozos siguientes.

Y ahora ya, cada grupo a lo suyo, los reequipadores se trasladaron a su Pozo del Lago y nosotros a lo nuestro.
Pepe se encargó de ir instalando todo, seguido de Álvaro. Detrás, todos los demás.

Llevábamos ya un rato colgados en el pasamanos y oímos a Pepe desde las profundidades de la tierra, comentar que no estaban los mosquetones, ¡vamos, que nos había dejado colgados, oreándonos al fresquito, mientras el seguía con su incesante búsqueda! Por fin, empezamos a bajar el pozo. Álvaro y yo íbamos midiendo y tomando notas para hacer la topo.
Una vez abajo, y ya con la colaboración de Pepe, seguimos tomando datos y una vez recopilada toda la información necesaria, empezamos a subir. El jefe se quedó el último para desinstalar. Mientras subíamos, íbamos buscando en todas las repisas del pozo los dichosos mosquetones.

De vuelta en la Sala Álvaro Azañón, nos reorganizamos. Apareció Ángel y nos comentó que ya estaban subiendo, que Fernando Vallecillos estaba colocando ya los químicos y que la ventana del Lago no tenía continuación.

Esther, que se había portado como una campeona enfrentándose por primera vez a ese pasamanos, decidió subirse, a lo que se sumó también Saúl.  Ángel se fue otra vez para el Pozo del Lago y Pepe, Álvaro y yo nos encaminamos también hacia allí para concluir así la topo de la Juana I. Por el camino nos encontramos con Fernando II, de barro hasta los higadillos y cargado como una mula con material hacia la salida. En un momento de respiro, le dio tiempo para comprobar el estado de limpieza de nuestros monos y nos comentó de broma que le habíamos mandado a la zona más “guarra” de la cueva. La verdad es que nosotros parecía que veníamos de la “sala VIP” en cuanto a limpieza se refiere.
Seguimos tomando datos y realizando las anotaciones oportunas en la zona del Pozo del Lago y una vez que acabamos, Álvaro y yo nos fuimos de nuevo hacia el pozo de entrada. Pepe decidió quedarse para esperar a Ángel y a Fernando.
Ya en la base del P45, oímos la voz de Fernando II, que con gran entusiasmo nos anunciaba la buena nueva, ¡Saúl había localizado los mosquetones!, estaban en una repisa que queda a la espalda y a mano izquierda del primer fraccionamiento de subida… Volvimos sobre nuestros pasos para darle la noticia a Pepe, que la recibió con gran entusiasmo.

Una vez arriba, empezamos entre todos a preparar la tirolina para subir todo el material. Pepe, Fernando y Ángel, desde abajo, iban colgando las sacas, y los de arriba, tirando, las íbamos sacando.

A la subida Pepe, se quedó el último para rescatar los mosquetones, ya que el sitio dónde se habían quedado era bastante inaccesible y era necesario hacer un péndulo muy grande para poder alcanzarlos, con el agravante de que, aparte de la gran distancia que había desde el fraccionamiento, había que añadir la dificultad de que estaban escorados hacia la izquierda y hacia atraś… Tras varios intentos, Pepe tuvo que desistir y tirar para arriba…
Le comentó a Ángel y a Fernando Vallecillos que si querían intentarlo. Según Pepe, bajando el taladro y dos chapas, podrían recuperarse los mosquetones sin mucha dificuldad. Y de nuevo, bajaron los dos para ver si conseguían superar esta “misión imposible”. La verdad que la aventura del sábado empezaba a parecerse a una ginkana. Los de arriba nos quedamos en suspense … el “más suspense” era Pepe ¡claro!, que no veía el momento de reunirse de nuevo con su mazorca.
Y… ¡tachánnn! Aparecen nuestros aguerridos compañeros “mosquetones en mano”. Ángel se merece una Mención Especial, porque fue impresionante la manera en que se las ingenió para alcanzarlos. Según nos contó, penduleó hasta la pared, consiguió asirse a ella con la uña de tracción y utilizando ésta como desviador para bajar unos metros, volver a pendulear y recuperar los mosquetones. No hizo falta ni taladro, ni chapas, ni nada.

Cuando salió con la mazorca y nos contó la proeza, las caras de todos reflejaban la alegría y la admiración hacia nuestros compañeros. ¡BIEN HECHO!
Con tantas emociones, el día se iba marchando y apenas quedaba luz. Pepe, que no cabía en sí de la alegría por todos los acontecimientos, decidió invitarnos a “unos jarrotes” en el bar de Villanueva. Y allí acabamos la jornada Pepe, Fernando y Fernando, Álvaro y yo.
Resumen: día perfecto, topo Juana I terminada + trabajos de reequipación y exploración del Pozo del Lago concluídos = ¡Éxito total!

PD: ¡Con tantas emociones se fueron sin probar mi bizcocho de naranja!

Fin de la historia

Manoli Rodríguez

 

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