Cueva del Orón (22/09/2015)


 

Escrito por Julio

 

Aprovechando unos días de vacaciones por Alicante, Ivan y yo decidimos acercarnos a la cueva del Orón, plan que ya teníamos en mente desde la visita a la sima de la Higuera, también en Murcia, pero que no nos fue posible por cuestiones de tiempo. Para los que residimos en la zona centro de la península el combinar estos dos planes en un fin de semana  es posible pero haciendo primero Orón-Arco y el domingo, la sima de la Higuera, que requiere menos tiempo y te queda la tarde para regresar a casa.

Sin mucha prisa por madrugar nos pusimos en marcha con rumbo a cabo Tiñoso, situado entre Cartagena y Mazarrón, por la sinuosa carretera que va a Campillo de Adentro. Dejamos el coche en una curva  junto a un edificio en ruinas, al parecer antigua fortaleza militar, justo al pasar una vieja puerta de piedra sobre la carretera, pero ya sin cancela en la que solo queda el muro a ambos lados de la carretera. En dirección al mar sale una pequeña senda que más adelante estará marcada con hitos y pintadas de color blanco (flechas y la letra J) que nos indicarán el camino hacia la cueva.

 

 

Sentir como te vas acercando al acantilado y el camino va siendo cada vez más vertical es emocionante. En los tramos más expuestos encontramos cuerdas, cadenas y cables de acero que nos dan seguridad, aunque conviene comprobar antes su estado al ser elementos que están expuestos todo el año al clima marino y el sol abrasador de esta zona. De hecho varios anclajes están bastante oxidados y algunos tramos de cuerda de los pasamanos anudados directamente a la chapa y con riesgo de rotura.

 


El primer punto instalado que nos encontramos es un pasamanos de cuerda de 3 tramos tras el que hay una cadena de unos 12 metros que nos baja la pendiente hasta un cable fijo con una clavijas para los pies que nos facilitarán salirnos de la vertical y acercarnos a una de las pocas zonas de sombra que vamos a encontrar en la aproximación. Nosotros instalamos ahí una de nuestras cuerdas para facilitar y asegurar este tramo.

 


Vamos dejando a nuestra espalda un arco de roca que cae al mar y nos sirve de referencia. Tras continuar la bajada a pié, un pasamanos de cable de acero nos dirige hasta una cadena y una cuerda que remonta unos metros. Siguiendo la senda marcada llegamos a otro tramo instalado con cuerda* que sube hasta la altura de la repisa desde la que ya haremos en breve la instalación para bajar a la boca de la cueva.

*(En la base de esta trepada hemos observado que un pasamanos de cable de acero continua por el acantilado en dirección a la cueva. No se puede ver el recorrido del cable hasta la cueva porque está en un pequeño golfo a la derecha pero cuando terminamos el descenso de 40 m por nuestra cuerda nos dimos cuenta de que un pasamanos de acero en venía en esa dirección por el acantilado, lo que nos lleva a pensar que tal vez se pueda acceder a la cueva del Orón sin necesidad de instalar cuerdas aunque, eso sí, siempre asegurados con arnés y líneas de vida. Sería interesante si alguien puede confirmar este punto).

El descenso consta de un parabolt en la pared para acceder al cortado y en la cabecera una cadena con cuatro parabolts más y dos fraccionamientos. El descenso no está muy limpio de piedras y existe el riesgo de tirar alguna por lo que es recomendable tener mucho cuidado mientras haya algún compañero en la vertical. El último tramo es un volado de 25 metros con vistas al mar.

 


Ya en la base, nos ponemos los monos y dejamos arneses y equipo de vertical a la sombra en una falsa boca a la izquierda de la cueva, pues para realizar la travesía no serán necesarios. La entrada se realiza por una rampa ascendente de arena fina que enseguida nos lleva a un resalte que se supera sin dificultad gracias a una rampa de madera y una cuerda fija. A los pocos metros empiezan ya las gateras con suelo de gravilla, en el que se puede ir profundizando para hacerlo menos estrecho con ayuda de algunas palitas que encontramos en nuestro camino. En uno de estos primeros tramos de gateras hay un cartel de “peligro de derrumbe” pero ver que la pared ha sido reforzada con ferralla da seguridad al pasarlo.

 


Hacia la mitad del recorrido encontramos una amplia y larga galería repleta de excéntricas en la que merece la pena entretenerse un rato echando fotos y disfrutando de estas curiosas formaciones. El recorrido por esta galería va delimitado por unas cintas de plástico hasta una pequeña colada por la que destrepamos para encontrarnos con un pequeño lago, que nada tiene que ver en dimensiones con el lago que encontraremos al final.

 

 

Un poco más adelante hay otra rampa de descenso de unos 12 metros equipado con una cuerda fija. Bajando por debajo de la rampa de cuerda, y siguiendo atentamente los hitos, en una parte alta encontraremos un laminador de unos 15 metros que nos obliga de nuevo a arrastrarnos por el suelo. En breve llegamos a una cadena que nos ayudará a realizar la trepada de un bloque y ya casi desde aquí podemos sentir la humedad y la cercanía del mar por el repentino ruido de las olas.

 


Ahora sí, aparece ante nosotros un lago de amplias dimensiones. Las dudas sobre si la temperatura del agua sería suficientemente cálida como para no necesitar algún neopreno o camiseta térmica se resuelven a nuestro favor y nos quitamos los monos para atravesar nadando unos 20 m. hacia una rampa de arena que se puede ver desde nuestra orilla. Al otro lado de la rampa ya está la boca sifonada de la cueva del Arco, por la que entra una increíble luz azul y el ruido de las olas que chocan contra el acantilado. Después del calor que pasamos para llegar hasta aquí se agradece el refrescante baño subterráneo antes de regresar por el mismo camino.

 


Datos de interés:

Realizamos la salida a mediados de septiembre con unos 30ºC en el exterior que hacen que se sude bastante en la hora y media de aproximación todo el camino al sol. El interior de la cueva es también muy cálido y se pierde bastante agua por sudoración y, aunque técnicamente no tiene gran dificultad, no da prácticamente un respiro con tanta gatera y pasos incómodos. Es muy importante ir bien provisto de agua si no se quiere correr riesgo de deshidratación. Nosotros llevamos dos litros de agua por persona y nos quedamos bastante cortos.

Dos personas tardamos unas dos horas en llegar al final yendo a ritmo tranquilo y entreteniendonos en algunos lugares y hora y media para el regreso. En el exterior, la vuelta al coche nos llevó más de dos horas teniendo en cuenta la desinstalación y que ya íbamos algo tocados por la falta de agua.

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