¿25 AÑOS DE ÉXITOS? 4


En el Espeleoclub Viana cumplimos 25 años. Es una fecha redonda, y debe ser la edad, pero hace falta echar la vista atrás, recordar donde empezamos y alegrarnos por los éxitos de estos 25 años; que por supuesto que celebraremos por todo lo alto.

El club nació como nacen todas las buenas amistades, sin buscarlas.

Porque es imprescindible recordar que este club nació siendo un grupo de amigos, una panda de colegas, una banda de críos… Así, como suena- seis amigos. Algunos de nosotros, imberbes que teníamos que pedir permiso a nuestros padres para irnos el fin de semana a llenarnos de barro.

Unos amiguetes, con mucha ilusión y poco conocimiento, que no sabíamos lo que teníamos por delante.

Como toda amistad, surgió poco a poco. Y así, cada vez con más frecuencia, empezamos a entrar en cuevas, a conseguir material y a compartir topografías que aún no tengo claro de dónde salían. Nos llamábamos a casa ilusionados para contarnos como habíamos conseguido un casco, un carburero de segunda o tercera mano, una cuerda, o donde se podía comprar linternas que aguantasen las cuevas.

Aprendimos mucho. También nos equivocamos mucho. Hoy seguimos aprendiendo y, quiero pensar que ya nos equivocamos un poco menos. Cogíamos todo lo que pudiésemos aprender, viniera de donde viniera, respetando y agradeciendo siempre a quien compartía con nosotros algo: un manual, una topo, una enseñanza en cavidad o en un refugio…

A menudo nos referimos al nacimiento del club como “los tristes comienzos”. Cuando empezamos, casi todos éramos estudiantes, sin un duro, con un google incipiente, algunos sin ordenador o sin internet en casa, sin Amazon…

Conseguir una topografía obligaba a bucear en memorias de exploración en papel, o pedir copias, por carta, a la otra punta de España. Encontrar un manual de técnicas de espeleo no era sencillo, y mucho menos poder pagarte el material siendo un crio de 16 años. Agudizábamos el ingenio para hacer pedales caseros, estribos, arneses de pecho, cabos de anclaje… Le dimos nueva vida a material de escalada que aparecía por cualquier lado. Adaptamos todo tipo de linternas sacadas a saber de dónde, restauramos carbureros de los años 80. Rescatamos del trastero monos de mecánico, o de la mili. Lo que fuera con tal de ahorrarse algo de dinero para poder comprar el casco, el puño, o el ansiado stop de Petzl.

Las fotos que acompañan este artículo son de esos tristes comienzos, donde hubo muchos planes de dormir al raso, o en cualquier cosa que tuviera techo (incluidos los soportales de más de una iglesia de pueblo, corrales de vacas, refugios de montaña…), ir amontonados, con equipaje por todas partes, en el coche que menos gasolina gastase… Todo para ahorrarnos hasta la última peseta y poder repetir la semana siguiente.

Sin embargo, esos tristes comienzos fueron de todo menos tristes. Fueron una etapa dura, de muchos sacrificios y planes aguerridos… UNA ETAPA APASIONANTE. Estábamos entre amigos, compartiendo dificultades, sacándonos del barro unos a los otros, y disfrutando como nunca. Y esa etapa apasionante continúa hasta hoy. Se ve que sarna con gusto no pica.

Desde entonces, la mayoría nos acompaña en esta aventura. A algunos, la vida les ha llevado por otros derroteros y, hoy, ya no siguen en el club. A todos, solo os podemos dar las gracias por el regalo de vuestro tiempo, de todas las aventuras compartidas. Sabéis que esta siempre es vuestra casa.

Hubo muchas visitas al Reguerillo, Majadillas, la Hoya del Castillo… muchos días de barro y arrastrarse. Hasta que nos atrevimos con las verticales. Todavía en los refugios se oyen las historias de nuestra primera visita a la Juana II o a Mata Asnos.

Precisamente las verticales nos hicieron fundar el club. Alguno de esos críos tenía cabeza. Nos convenció de que teníamos que federarnos y que sería mejor formar nuestro propio club. Con estos mimbres, en enero del 2000 nos federamos por primera vez y fundamos oficialmente el club.

Nunca estuvo en nuestros planes iniciales, pero pronto entendimos que era la mejor forma de conservar ese ambiente sano, esa camaradería, esa amistad que habíamos creado. Que no es la única en este mundo subterráneo, pero es la nuestra.

Porque puedo decir con mucho cariño y orgullo, que ser un grupo de amigos está en el ADN del club desde su nacimiento, y forma parte de un cierto “espíritu del Viana”. En esta casa hemos querido que sea regla el compañerismo, el estar pendiente del resto, el pensar en los demás antes que en uno mismo, el buscar siempre en qué puedo aportar sin esperar nada a cambio, y al mismo tiempo nunca exigir nada, sino agradecer siempre que un amigo te dedique su tiempo.

Costumbres que, afortunadamente, no son patrimonio exclusivo de Viana, pero que están muy dentro de nuestra forma de ser como club.

Cuando vas con tus amigos es inevitable estar atento a ellos, a lo que necesiten; y cuando han venido mal dadas, tratas de aguantar el tirón, te dejas los quejidos para dentro, y con tus amigos, buena cara… y a olvidarse un poco de uno mismo, porque lo importante es que tus amigos estén bien.

Cuando estas con tus amigos, su seguridad es lo más importante. Quizá, gracias a nuestra “obsesión por la seguridad”, y algún pequeño favor de nuestro ángel de la guarda subterráneo, tras 25 años haciendo de todo, nunca hemos tenido ningún accidente grave.

Cuando estás en una cueva con un amigo, lo importante es tu amigo; no “el proyecto”, la foto, ser el primero en llegar, poder publicar que “el club» ha conseguido… Rotundamente no. Lo importante es tu amigo, su seguridad y que disfrute. Y si hoy no es el día, la cueva no se va a mover de ahí.

Así, se ha creado la costumbre de “pelearnos” por llevar la saca que más pesa, para dejar las ligeras a los demás, o de ofrecernos siempre para ir el primero en los tramos complicados, de tirar del grupo cuando ves que a los demás les pueden fallar las fuerzas, de ayudar al que va mas flojo, sin que note que le has quitado la saca… Entre amigos siempre cuidas al que va a tu lado, te adaptas a su ritmo, buscas que él disfrute de la actividad, y no te quedas nada para ti solo. ¡Que puede ser mejor que compartir con un amigo aquello que te apasiona!

A un amigo no se le cobra por enseñarle, sino que tu mayor ilusión es compartir con él tus conocimientos, mientras que tu amigo, solo puede agradecerte que le dediques tu tiempo.

En un grupo de amigos no hay jerarquías. La veteranía, los conocimientos, las habilidades… no nos hacen más importantes. Un amigo es valioso porque es tu amigo.

En este grupo de amigos, hemos entendido que la organización es necesaria y los cargos son… inevitables (tenemos nuestro presidente, secretario, vicepresidentes, tesorero, directores de escuela…). Pero en Viana los “cargos son una carga”: un esfuerzo extra que asume uno de tus amigos, porque te hace un favor. Y, como a un amigo no se le cobran los favores, aquí nadie se beneficia del trabajo que hace en el club, más allá de la inmensa recompensa que supone ayudar a un amigo.

Algo parecido pasa con el material: es de mis amigos, y por eso lo cuido mejor que si fuese mío.

Entre amigos no se reclaman derechos, no se exige. Cada uno aporta lo que sabe, o quiere o puede; y los demás, simplemente se lo agradecemos.

Con esto, el club ha ido creciendo en la dirección en la que a cada uno le ha ilusionado más. Quien ha querido hacer topografía, se ha metido a ello. Quien ha querido explorar, ha explorado. Quien se ha interesado por las reequipaciones, ha llenado las paredes de cavidades de la zona centro, y unos cuantos sitios más, con instalaciones maravillosas que hoy disfrutamos todos. Pero siempre sabiendo que a un amigo no se le impone lo que debe hacer, sino que te acompaña en aquello en lo que disfruta a tu lado.

El club ha ido creciendo al calor de una amistad que solo puede dar buenos frutos: actividades épicas (jamás se olvida tu primera vertical, el primer descenso al Carlista, el primer Cueto-Coventosa, la primera Piedra de San Martin…); más de 800 archivos; las famosas topos amarillas del Viana, que al principio nos pasábamos en un CD, hasta que alguien tuvo la maravillosa idea de colgarlas en internet; la web más visitada del sector; probablemente más de mil anclajes instalados en reequipaciones de cavidades en toda España; jornadas inolvidables de exploración en nuestra querida Juana II, y por todo Valsalobre, o en Canales de la Sierra; ¡Como olvidar el descubrimiento de varios kilómetros de galerías inexploradas en el Tornero!; la escuela de espeleología de Azuqueca; un millón de veladas al calor de la lumbre en refugios de montaña donde ha corrido el pacharán y las batallitas hasta las tantas; la fiesta del humo; las asambleas anuales; y sobre todo… mucho barro.

Las buenas amistades arrastran, y el boca a boca nos ha traído nuevos amigos: Vecinos, compañeros de trabajo, hermanos, primos, padres, hijos… que han ido entrando al club. O completos desconocidos, que se han acercado al olor de este buen ambiente y ahora son parte de nuestras vidas.

Grandes amigos que han querido federarse con nosotros, o que siguen en sus clubes; pero que nos han elegido para compartir ilusiones y aventuras. Amigos que nos han abierto de par en par las puertas de sus casas, y saben que tienen las nuestras siempre abiertas.

Al echar la vista atrás, la verdad es que da un poco de vértigo recordar todo lo que hemos vivido, como ha crecido el club, la cantidad de proyectos que tenemos por delante; lo mucho que nos queda por disfrutar.

Siempre está ahí la tentación de que se nos suban los números a la cabeza: tantas actividades, no sé cuántas topografías, visitas a la web, tantos socios, reequipaciones, correos electrónicos y llamadas desde cualquier lugar proponiendo planes, preguntando dudas, pidiendo ayuda… y pensar que esos son los éxitos del Espeleoclub Viana en estos 25 años.

Todo eso no vale nada si por el camino hubiésemos perdido lo que nos hizo nacer: ser un grupo de amigos. El verdadero éxito del Espeleoclub Viana ha sido, y es, seguir siendo, ante todo, un grupo de muy buenos amigos.

En todos los años que tengamos por delante, este, y solo este, será el éxito de Viana: SER UN GRUPO DE AMIGOS

Ojalá sepamos siempre cuidar lo importante.

Guillermo Reguilón

Presidente (porque no me queda más remedio) del Espeleoclub Viana


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4 ideas sobre “¿25 AÑOS DE ÉXITOS?

  • Almudena Fischer Linares

    Que bonitas letras, maravilloso el recorrido del Viana desde sus inicios a como lo conocemos hoy, cuantas caras reconocibles de jóvenes,… Felicidades por esos 25 años de un proyecto tan fantástico…. muchas gracias por dejarme formar parte de él..y a por otros 25 años más de éxitos y amistad …

  • Jorge Arevalo

    Es un orgullo poder recordar esos comienzos y ver después de tantos años que seguimos con las mismas o más ganas de disfrutar de nuestro hobby. Lo mejor de todo sin duda las grandes amistades que me llevo para toda la vida.

  • Pepe Serrano

    Qué cosa tan bonita pertenecer a esta gran familia desde hace 25 años. Muchísimos amigos y muchísimos grandes ratos. No lo cambiaba por nada del mundo.

  • Isabel Tomé

    Felicidades, y si que bonitas palabras para describir la espeleologia, UN GRUPO DE AMIGOS QUE SE CUIDAN Y DISFRUTAN, tenemos el mismo concepto ojalá podamos coincidir en alguna actividad. Un saludo muy grande y de nuevo muchas felicidades y a disfrutar la celebracion.